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lunes, 7 de septiembre de 2009

Oligopolio de las redes distribuidas

Desde una computadora en la Ciudad de Buenos Aires es imposible afirmar si en las últimas elecciones en Irán hubo fraude o no. Sin embargo, miles de computadoras en distintas ciudades del mundo sí lo aseguraron. Reprodujeron mensajes de Twitter y videos subidos a Youtube y se sumaron a una movida que condenó al régimen iraní. Un régimen, es cierto, teocrático (es un Consejo religioso el que decide quién puede ser candidato), hipernacionalista, cerrado.


Redes sociales, como Twitter, fueron definidas por el economista y tecnólogo español David de Ugarte en su libro “El poder de las redes”, como parte de un sistema en el que todos los nodos-individuos están conectados entre sí, sin que haya un ente organizado que los regule. Pero De Ugarte no tiene en cuenta que la regulación y autocensura está presente en todos los medios, ya sean empresas o corporaciones, o simples personas que hacen notar sus opiniones.

A nivel mundial, solo el 14 por ciento de la población tiene acceso a Internet. Y esa cifra disminuye drásticamente en los países en desarrollo, hasta un 5 por ciento. Estamos muy lejos de formar la red distribuida de la que habla Ugarte, pues la gran mayoría de los nodos, entendidos como individuos que reciben y en algunos casos producen información, siguen siendo extremos de redes centralizadas o descentralizadas, en el mejor de los casos, en las que la gran mayoría de la población solo es receptora.

Este fue el caso de las manifestaciones en Irán, marchas convocadas por una minoría poblacional con acceso a la tecnología, amparada por el candidato opositor (y apoyado por las potencias occidentales), Husein Musavi.


Mientras no se pluralice realmente el acceso a Internet, las redes sociales siguen siendo un mero reflejo de los grandes medios de comunicación, ya que son las mismas personas las que acceden a uno u otro.

A los tres ejemplos de redes que propone De Ugarte, habría que sumarle un cuarto, que refleja la situación Iraní: a una red centralizada se le inserta en medio una distribuida, reflejada por un grupo social muy limitado que tiene acceso a Internet y a la telefonía celular. Influidos por información que reciben o por sus propios pareceres, distribuyen y reciben en medio de esa red información sobre un supuesto fraude electoral. Así ellos distribuyen material, no solo entre ellos, sino al resto del mundo, que no les devuelve ninguna información.




Irán es un claro ejemplo de que es una sola minoría la que tiene acceso y monopoliza la red, de la misma manera en que otros grupos económicos lo hacen en los medios tradicionales.

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